El Alma inaugura su segunda edición con Sheryl Crow

La inauguración de la segunda edición del ALMA Festival celebrado dentro del recinto del Pueblo Español, aunque ya contamos doce ediciones si tenemos en cuenta el antiguo Festival de Los Jardines de Pedralbes el cual se ha reconvertido ahora en el ALMA, no podía pedir un mejor comienzo que el que nos ofreció Sheryl Crow.

Personalmente, he tenido que esperar más de 30 años, su debut data del 93 y desde entonces soy un fan incondicional, para ver a una de mis rockeras americanas favoritas, así que, en mi caso, el goce previsto era máximo.

Después de un sorpresivo inicio con el Start Me Up de los Rolling Stones sonando a todo trapo a modo de presentación antes de que la banda saliera a escena, Sheryl llegó al ALMA acompañada de una más que profesional y solvente banda compuesta por cinco personas en las que la Crow se apoyó y se acompañó de manera providencial durante toda la noche ofreciendo un show del todo equilibrado, aunque todo hay que decirlo, y sin sorpresas.

Curiosa la elección del tema para empezar el repertorio. Real Gone es un corte que viene de la banda sonora de la primera película de Cars, un hit absolutamente disfrutable que mostró la potencia de la banda y la química que desprenden junto a la Crow. Toda una declaración de intenciones.

Tomando en varias ocasiones la opción de cambiar de instrumento, Sheryl cogió el bajo en varias ocasiones, cambiándolo por su acústica o su eléctrica según la ocasión, deleitándonos también con sus habilidades armónicas con el instrumento en cuestión utilizado en la primera canción del repertorio.

La Crow se esforzó con el catalán y con el castellano en varias ocasiones, aunque cuando tuvo que expresar ideas concretas e importantes, lo hizo en su idioma natal. Como ocurrió con Hard To Make A Stand, donde explicó al público el problema que se vive en Estados Unidos con el colectivo LGTBIQ+ y lo contenta que estaban ella y su banda por tocar en un país en el que se respetan las libertades de todo el mundo. Por desgracia, no es oro todo lo que reluce Sheryl, pero gracias por el cumplido.

El repertorio no dejó atrás ninguno de sus hits más memorables, pero tengo que admitir que todos y cada uno de los escogidos de su debut Tuesday Night Music Club, fueron los que sonaron peor con diferencia.

No es que me moleste que los artistas cambien las entonaciones y los fraseos de sus temas para adaptarlos al directo y hacerlos sonar algo distintos y así no perder las ganas de tocarlos después de treinta años, pero si el resultado es claramente inferior y se percibe cierto hastío en su interpretación, la cosa no funciona como es debido. No es que lo quiera tener en cuenta, pero que canciones como Run Baby Run, Leaving Las Vegas o Strong Enough sonaran tan deslavazadas como lo hicieron, no me cayó nada en gracia. Cosa que no ocurrió con la final I Shall Believe con la que cerró la noche.

Momentos estelares para el recuerdo, se pusieron de manifiesto con cortes como If It Makes You Happy, Steve McQueen o la descomunal Everyday Is A Winding Road. Pero lo que hay que dejar grabado a fuego, es que lo que mejor sonó y mejor interpretó la Crow, fueron los temas de su último álbum, algo no esperaba ni por asomo pero que así fue.

Como conclusión podemos decir que tanto el inicio del Festival como la actuación de la Crow se saldaron con una más que notable noche de rock al más puro estilo americano.